lunes, 4 de mayo de 2009

Desde el punto de vista del espectador

Para el espectador profano que contempla por primera vez un torneo de karate, puede parecerle un espectáculo casi pagano, a causa de los gritos que hielan la sangre, patadas voladoras dirigidas al corazón, golpes de cuchillo al cuello, y puede creer que esta'lucha con las manos vacías y sin armadura, es algo mortal, o al menos, una cosa muy peligrosa. Así pues, el espectador novato se sorprende de que nadie se lastime y de que no corra ni una gota de sangre. Docenas de concursantes entran y salen de la arena, no solamente vivos, sino lo que es más importante, abrazándose como viejos amigos, lo que obviamente, constituye la mejor parte de la experiencia. La mayoría de los espectadores se impresiona e inmediatamente reconoce que el karate es un arte complejo que requiere de un entrenamiento preciso y vigoroso. Los golpes parecen caer con toda la fuerza; algunos de los participantes demuestran que pueden romper seis tablas de pino juntas con un solo golpe con el filo de la mano.. ¿Cuál es el secreto de estos superhombres? La respuesta, como el lector ya sabe, es un entrenamiento soberbio del autocontrol. Los golpes no caen con toda la fuerza que aparentan, sino que se descargan a cierta distancia del cuerpo del contrincante y cuando más, sólo "acarician" la piel, por decirlo así, sin siquiera dejar una marca. La lucha de estilo libre no es para los novatos de cinta blanca. Los concursantes de que nos ocupamos han estado estudiando las técnicas básicas durante meses y han llegado a perfeccionar su control, pu-diendo dar en el blanco, o lo que es más importante todavía, detener los golpes y patadas a una distancia mínima del blanco.

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